James Rodríguez ha conseguido en este 2017 cambiar la visión de un Zinedine Zidane que no terminaba de contar con él. El colombiano, a base de trabajo, ha conseguido demostrarle al francés que puede ser clave en este Real Madrid, siendo correspondido con la titularidad en el encuentro que disputó el Real Madrid ante el Nápoles la pasada semana. 

Su partido no fue uno de los mejores que se le recuerdan, pero estuvo participativo, y sobre todo lo intentó. Lejos de temer errores de esos que llaman “no forzados”, James probó y en muchas ocasiones acertó. Zidane se fue con un buen sabor de boca, aunque quiere tener prudencia antes de poder acordar una titularidad continuada del jugador. Quiere que James siga creyendo en él mismo y en su trabajo, ya que éste recogerá sus frutos en forma de minutos. 

Al Real Madrid le resta un duro final de temporada, mezclando partidos exigentes con otros en los que se podrán realizar alguna que otra rotaciones. Es por ello, que los jugadores deben saber esperar su momento, para que cuando éste llegue puedan aprovecharlo al máximo. James ha dado el primer paso de un largo camino, en el cual Zidane puede tenerle preparada alguna que otra sorpresa.