Se vivían momentos de tensión. Las caras de los jugadores eran un poema. Rivales y aliados juntos, rezando y suplicando que no hubiera pasado nada. Algo que afortunadamente fue así.

Mientras los médicos atendían a Fernando Torres, todavía inconsciente tras su choque fortuito con Álex Bergantiños, tuvieron que salir los "cazurros" de turno. Los ultras del Deportivo de la Coruña conocidos como Riazor Blues, comenzaron a cantar "Jimmy, hermano, nosotros no olvidamos", en referencia al asesinato de Francisco Javier Romero Taboada "Jimmy" en una reyerta entre los ultras de Deportivo y Atlético de Madrid en noviembre de 2014, justo cuando Torres estaba sin conocimiento.

Riazor se dió cuenta y todos los aficionados, lógicamente, comenzaron a silbarles. En ese momento apareció la figura de Florin Andone, que en todo momento estuvo pendiente del delantero del Atlético de Madrid. Un simple gesto del rumano bastó para que el público mantuviese la calma, ya que lo que cantasen estos impresentables no era lo importante cuando una vida estaba en juego.

Todo esto provocó que, al abandonar el campo, "El Niño" se llevase una calurosa ovación por parte de Riazor y lo despidiesen coreando su nombre. Además de los goles o los títulos, esto también representa la grandeza del fútbol.